Este es un combate que hizo época. El japonés Koji Sone, en aquel momento campeón del mundo, se enfrenta en la final del tercer Campeonato Mundial -celebrado el 2 de diciembre de 1961 en Paris- al holandés Anton Geesink, campeón de Europa. Este ya había derrotado, en las eliminatorias, a los otros dos miembros de la expedición japonesa, Takeshi Koga y Akio Kaminaga de manera rotunda.
Geesink, lleva la iniciativa, dominando totalmente a Sone que se muestra incapaz de poner en peligro al holandés, yendo, en todo momento, a la defensiva. Geesink hace un ataque (soto-maki-komi) y marca un wazari -una puntuación importante aunque no decisiva-; posteriormente, de otro ataque (sasae-tsuri-komi-ashi) lleva a Sone al suelo, inmovilizándolo con una técnica (yoko-shio-gatame) de la que resulta imposible salirse al japonés durante el tiempo reglamentario -30 segundos-.
Era la primera vez que un occidental se imponía a los invencibles japoneses en un Campeonato del Mundo. La hazaña se repetiría en la Olimpiada de Tokio 64, en otro memorable combate y frente a otro extraordinario campeón japonés, Akio Kaminaga, consagrando a Geesink como el mito mas grande de las historia del judo.
Geesink, lleva la iniciativa, dominando totalmente a Sone que se muestra incapaz de poner en peligro al holandés, yendo, en todo momento, a la defensiva. Geesink hace un ataque (soto-maki-komi) y marca un wazari -una puntuación importante aunque no decisiva-; posteriormente, de otro ataque (sasae-tsuri-komi-ashi) lleva a Sone al suelo, inmovilizándolo con una técnica (yoko-shio-gatame) de la que resulta imposible salirse al japonés durante el tiempo reglamentario -30 segundos-.
Era la primera vez que un occidental se imponía a los invencibles japoneses en un Campeonato del Mundo. La hazaña se repetiría en la Olimpiada de Tokio 64, en otro memorable combate y frente a otro extraordinario campeón japonés, Akio Kaminaga, consagrando a Geesink como el mito mas grande de las historia del judo.
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