La comida puede ser adictiva y causar muchos trastornos a las personas adictas. La adicción a la comida es más difícil de superar que la adicción a las bebidas alcohólicas.
Por Doctor Joaquín Lamela
http://www.clinicajoaquinlamela.com/
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Adicción, según la Real Academia Española (RAE), es el hábito de quién se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas, o por la afición desmedida a ciertos juegos. También asignación, entrega, afición.
Permítanme cambiar en la definición de adicción de la RAE, juegos por placeres. Los placeres no son malos, pero puede serlo la afición desmedida a los mismos. La comida no es mala, al contrario, es necesaria para vivir. Es mala para la salud la afición desmedida a la comida.
Muchas personas son adictas o aficionadas a la comida. La bulimia, o las ganas exageradas de comer, que no se satisfacen, es el extremo de esta adicción. El alcoholismo es la adicción a las bebidas alcohólicas.
Recientemente, en el programa “Saber Vivir” de TVE, que tan bien dirige nuestro paisano Manuel Torre Iglesias, comenté que la comida era la peor droga que conocía. María José Roselló, colaboradora habitual del programa y experta en nutrición, me recriminó, diciéndome que la comida no es una droga y que comer es un placer.
Las comidas naturales, como las legumbres, frutas y verduras, son estupendas para la salud. El vino natural, con moderación, tal vez no sea nocivo para la salud (incluso puede ser beneficioso para el corazón en cantidades moderadas, dicen los cardiólogos, y para prevenir la demencia). En las personas normales, no adictas, alegra más el alma que la comida.
Las comidas no naturales –salchichas, pescado ahumado, embutidos- en exceso, pueden favorecer la aparición de cáncer gástrico y colorrectal. Las bebidas alcohólicas no naturales, en exceso, pueden causar cáncer de cavidad bucal, laringe, esófago, hígado, colon y recto.
Algunos ejemplos de enfermedades derivadas de la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas: enfermedades degenerativas del sistema nervioso central; enfermedades inflamatorias pancreáticas, hepáticas, gástricas; enfermedades neoplásicas en cavidad bucal, faringe, laringe, esófago, colon y recto.
Algunos ejemplos de enfermedades derivadas de la ingesta excesiva de comida: enfermedad pancreática (diabetes); enfermedades vasculares (hipertensión arterial, cardiopatía isquémica); trastornos respiratorios (disnea para el esfuerzo, síndrome de apnea del sueño, síndrome de hipoventilación-obesidad; enfermedades osteoarticulares (artrosis en distintas localizaciones: caderas, rodillas, tobillos, pies…); enfermedades neoplásicas.
Es más difícil de superar la adicción a la comida que a las bebidas alcohólicas. Si una persona alcohólica consigue dejar de ingerir bebidas alcohólicas, no necesita volver a probarlas el resto de su vida. Por el contrario, una persona no puede dejar de comer. Para vencer la adicción a la comida, es necesario quedar con hambre, y para adelgazar hay que comer menos todos los días.
Es verdad que algunas personas comen mucho y no engordan. No engordan porque gastan muchas calorías. Estas personas suelen ser longevas. Sucede lo mismo con el dinero; si una persona gana mucho y gasta mucho, no tiene un duro; si gana poco y no gasta nada, puede acabar teniendo mucho dinero.
Se puede vencer la adicción a la comida con voluntad. La voluntad hay que entrenarla todos los días. No hay medicamentos que aumenten la voluntad. Albert Einstein decía: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Hace pocos días una mujer de 33 años acudía a la consulta porque “se quedaba sin aire” con los accesos de tos y con el esfuerzo. Aunque tomaba inhaladores desde hacía algún tiempo, no había notado mejoría alguna. Su talla era 152 centímetros y el peso 112 kilogramos. Le expliqué que todos sus problemas respiratorios no eran debido al asma, porque no tenía asma –su función pulmonar era superior al 110 por ciento predicho, y un tercio de los pacientes obesos diagnosticados de asma no la padecen- sino que estaban relacionados con la obesidad, con los 60 kilogramos que tenía de más. Daba lástima escuchar como refería que le era imposible quedarse con hambre, comer menos…, que lo intentaba todos los días, pero las ganas de comer eran superiores a sus fuerzas. ¿No es esta una persona adicta a la comida? Y lo peor, las consecuencias que le acarreará esta adicción. Probablemente, en pocos años esta señora tendrá hipertensión arterial, diabetes, síndrome de apnea del sueño, artrosis de rodillas y caderas, etc. Los médicos le recomendarán fármacos que le ocasionarán efectos adversos, que se añadirán a sus otros males. Muchos de los trastornos futuros de salud de esta mujer se habrán ocasionado por la adicción o afición a la comida.
Todos los días los médicos vemos muchos casos como el de esta señora. La adicción a ciertos juegos vacía los bolsillos; la adicción o afición a la comida daña la salud.
Ya hace algún tiempo Miguel Cervantes Saavedra decía: “come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago” .
1 comentario:
Doctor Lamela, Médico Humanista
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